En este siglo y en nuestro país, la empresa sueca IKEA marcó un antes y un después en la guerra entre el diseño y el precio de la decoración. Naturalmente lo hicieron con cabeza arropados por la burbuja inmobiliaria, la cual ayudó a su crecimiento. Los jóvenes, asfixiados en su mayoría por un "quiero y no puedo" hipotecario, no tuvieron otra alternativa económica que recurrir a dicha firma para salvaguardar el contraste entre el continente y el contenido de la vivienda.
Pues bien, imaginemos que las cosas cambien y de nuevo podamos recurrir a la comodidad, la elección y no imposición del gusto personal en un corto periodo de tiempo. Desconozco, y las previsiones no me ayudan a paliar dicha ignorancia, cuándo terminará la elección "dedocrática" del buen gusto.
Pero como la esperanza es lo último que se pierde (que nadie tenga una suegra con ese nombre), espero que el día que me "arrejunte" o case (dentro de unos 20 años), las cosas hayan mejorado y éste sea el diseño que prospere en nuestro país. Os invito a verlo pinchando en el título.
sábado, 19 de abril de 2008
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5 comentarios:
El que se excusa se acusa. Ya le vas dando vueltas al tema.
Hay quien te ve casado en el horizonte dos años y saben hasta con quién... A mí no me preguntes.
Si más que nada es para disimular tu julandronismo
Salva, si va por mí lo de casarse en dos años, ni hablar, lo del pasillo fue sólo un revolcón sin compromisos.
Aunque no te digo yo que si pone esos muebles, me lo pensaría bien, ahora, eso sí, me pido arriba!!!
Un mojón pa tos vosotros
¡Qué bueno tu blog chiquillo! y con lo que respecta a tu boda inminente con mi cimpadre Pablo...¡me gustaría ser testigo!
Un abrazo enorme desde Murcia.
Francisco Luis
Me alegro, testigo. Aunque no sea el Pablo que tú conoces, espero sigas con las ganas de serlo.
Un abrazo
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